Continuando con el tema del artículo anterior, la moderación es la clave para todo. Reducir a cero cualquier cosa es muy peligroso. Dietas de cero carbohidratos, cero grasa y cero colesterol son modas que deben evitarse, particularmente quienes deseen realmente estar en forma. Controlar las calorías eliminando completamente las grasas como las que se encuentran en la mantequilla, algunos cortes de carne, piel del pollo y comidas fritas es una opción. Llevar algo así a un extremo termina en eliminar prácticamente toda la grasa en la dieta, y tratar de esculpir el cuerpo basándose en fuentes libres de grasa como lo son los pescados de carne blanca, las claras de los huevos y batidos proteínicos.
Como prácticamente no hay grasas en muchos alimentos basados en carbohidratos y vegetales, muchas dietas pueden ser efectivamente libres de grasa. El gran problema de esto es que las dietas de cero grasas ponen en riesgo los niveles de testosterona, lo que impide que el cuerpo pueda mantener la masa muscular constante durante la dieta. En resumen, cuando los niveles de testosterona bajan, el metabolismo se ve disminuido en igual medida.
La mejor vía es incluir yemas de huevo (una por cada 3 ó 4 claras) en la dieta, y comer carne magra diariamente. Ambos proveen colesterol y grasas saturadas, que ayudan a la producción de testosterona. Incluir un pescado con alto contenido graso como el salmón o el atún un par de veces por semana también es buena idea. Contienen grasas “especiales” llamados ácidos grasos omega 3, que ayudan a combatir la inflamación muscular y además es uno de los componentes que se cree ayudan a que el cuerpo utilice la grasa más eficientemente.
Originally posted 2010-06-04 23:46:00.