La natación es uno de los deportes más completos que nos ayudan a mantenernos en forma, a relajarnos y a fortalecer nuestra musculatura. Está compuesta por distintos estilos, podemos desarrollarnos en todos los estilos o escoger el que más nos guste: crol, braza, espalda y mariposa.
Si partimos desde cero sería recomendable tener cerca a alguien que nos ayude si lo necesitamos o comenzar en la zona donde podamos hacer pie. Lo primero, es aprender a mantener la respiración bajo el agua, para ello podemos agarrarnos a la orilla de la piscina o las corcheras (es el material plástico que separa los distintos canales de la piscina) y sumergirnos poco a poco, contando mentalmente los segundos; comenzaremos poco a poco, no se trata de ver cuánto aguantamos, sino poder ir aumentando progresivamente los segundos.
Otro ejercicio igual de importante es aprender a flotar, partimos del mismo lugar donde hemos practicado la respiración, y comenzamos a mover las piernas desde abajo-arriba, arriba-abajo, tenemos que conseguir coger un ritmo, pero no nos soltemos todavía, sólo hagamos pies. Otra manera de practicarlo en movimiento, es sirviéndonos de una tabla de espuma y hacernos unos largos, sin forzarnos aún, estamos aprendiendo.
Cuando estos dos pasos ya los hemos aprendido y practicado lo suficiente, podemos comenzar a practicar los brazos, mantengamos la calma ante este nuevo paso, debemos evitar adquirir el hábito de nadar con la cabeza fuera, mientras estemos empezando, pues esto lo único que nos ocasiona es dolor de cuello y de cabeza, además de cansancio por el duro esfuerzo, porque tendemos a girar la cabeza junto con el brazo que vamos a levantar.
¡Es agotador!
Imagen: flickr
Originally posted 2011-03-21 10:15:42.